1. ESTADIO I/ LEVE

 

- Olvida sus citas, las llamadas telefónicas, el nombre de los objetos familiares. Comienza a tener problemas para seguir una conversación.

 

 

- Bruscos cambios de humor. Tiene tendencia a aislarse en un entorno familiar que conoce bien (sale menos, no quiere ver a sus amigos…).

 

 

- La capacidad de comunicación con los demás la sigue teniendo, aunque puede tener problemas a la hora de encontrar las palabras precisas.

 

 

- Las actividades de la vida diaria las sigue realizando sin apenas problemas.

 

 

- Mantiene la capacidad de reconocerse y saber quién es.

 

 

2. ESTADIO II/ MODERADA

 

 

- Olvida los sucesos recientes. No puede asimilar o comprender los hechos nuevos. Por el contrario, el recuerdo de hechos lejanos persiste aunque los sitúe mal en el tiempo.

 

 

- Presenta reacciones violentas y desproporcionadas respecto al motivo que las ha desencadenado. Puede llegar a acusarle de robarle si no encuentra su monedero. Su fatiga aumenta y no hace nada sin que se le estimule. Experimenta miedos injustificados. Camina durante horas de un lado a otro.

 

 

- La comunicación con los demás se hace cada vez más difícil: habla menos, repite continuamente las mismas frases, pierde coherencia en el significado de su conversación, no acaba las frases. Si le preguntas algo te responde muy lentamente porque tiene que buscar las palabras.

 

 

- Le cuesta coordinar los movimientos, sus gestos son imprecisos (se abrocha mal los botones, sostiene mal el tenedor…). Pierde el equilibrio. Sus movimientos se hacen cada vez más lentos y necesita ayuda para ir de un sitio a otro.

 

 

- Le resulta difícil enfrentarse a la vida diaria. No es capaz de elegir (se viste sin importarle cómo o en qué estación estamos, no sabes si primero se tiene que enjabonar y aclarar…). No puede cocinar, limpiar, salir a comprar sin ayuda.

 

3. ESTADIO III/ AVANZADA

 

- Olvida los hechos recientes y pasados, no reconoce a su cónyuge o sus hijos. Sin embargo, conserva la memoria emocional. Se da cuenta de la persona que le cuida, le ayuda y le quiere.

 

 

- Humor imprevisible: grita, llora, se agita.

 

 

- Repite palabras sin sentido, balbucea. No se comprende lo que dice.

 

 

- No controla sus gestos. No sabe levantarse, sentarse o andar. Le cuesta trabajo tragar. No controla los esfínteres y aparece incontinencia.

 

 

- La mayor parte del tiempo lo pasa en la cama.